Ya aprovechamos el día hasta Limoges, 900 km. A pesar del pánfilo que dejó los restos en el grinder que casi hace que no pasemos de la frontera. Después de una hora revisando la furgo con perro incluido, nos dejaron seguir, no sin antes meternos el miedo en el cuerpo. Y sin más incidencias hasta que nos dio el sueño, cerca de Limoges
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